JOLLIES:

puede sentirse la energía adolescente particular que irradia desde el relato y una exploración con la cámara única y creativa. La desenvoltura de la personaje principal con la cámara al intentar contar un relato que puede ser entendido como un videodiario donde vuelca sus pasiones y sentimientos aún crudos, sin filtro, transmite al espectador y en mi opinión particular una amplia gama de sentimientos, curiosidad, fascinación un poco de miedo... pero definitivamente no indiferencia. La exposición a una cámara no parece inhibir a nuestra protagonista, todo la contrario, empleando un lenguaje experimental y particular que une el relato con la imagen haciendo un claro entendimiento intuitivo de la semiología de la imagen nos da un vistazo, no solo a sus mas íntimos pensamientos, sino a un mundo pasado y casi perdido, atrevesado por el arte la musica y el audiovisual, pero aún no por el internet.
LEYENDO EN LA CALLE
PISTA 2
10 fotografías en desencuadre
FILMICO:

Este mundo atravesado por el digital de una forma abrumadora, ha enterrado de forma silenciosa los procesos originales del audiovisual engendrados de una forma analógica y romántica. Personalmente nunca había visto videos proyectados desde un fílmico, y fue una hermosa experiencia poder vivir un poco del proceso que nuestros antiguos colegas hacían para poder realizar alguna obra audiovisual.
Desde la elección de los fílmicos hasta el momento del montaje, esa bella máquina analógica que permitía encajar las ranuras del fílmico para poder hacer el corte de montaje y empezar con una nueva escena me parecieron románticas y nostálgicas.
ciertamente fue una experiencia enriquecedora y hermosa el poder haber compartido este momento con mis compañeres, un fragmento de tiempo que atesoraré por siempre.

PISTA 4
Cuando la profesora Ariel me pudo prestar su cámara hi8 rápidamente buceé entre los objetos que guardo en casa en búsqueda de los casetes de hi8 que compré hace mucho tiempo en una de las ferias de San Telmo. lo que encontré fueron muchos momentos registrados por un niño de una familia en sus vacaciones a Bariloche, es muy interesante (y en mi opinión algo fascinante) cómo es que nos comportábamos nosotros frente a una cámara antes de que la sociedad sea tan atravesada por el audiovisual y el internet. La forma en la que la familia, lejos de rehuir de la cámara interactúan entre ellos tratando de registrar -de a momentos de una forma casi televisiva y de show- todo cuanto consideren interesante, momentos donde la familia prepara un asado, casi media hora de diferentes tomas de el perro de la familia jugando y retozando, momentos donde el "protagonista" (por llamar de alguna manera al camarógrafo) baila frente al espejo al ritmo de Limp Bizkit y discute con su hermana mayor. Aunque me hubiera encantado hacer un montaje de todos los momentos y ponerlos como la cuarta pista, al ser una familia que no conozco y el protagonista ser un niño, he decidido únicamente dejar una pequeña discusión entre lo que parece ser la madre y la abuela, mi intención en este pequeño fragmento audiovisual tomado directamente del visor de la cámara en la oscuridad es dar esa sensación de espacio perdido, de recuerdo nocturno, de momento momificado en el tiempo, una imagen proyectada desde el visor de una cámara de hi8 siendo registrado por un sensor 4k. Desconozco si la familia tenga una copia o no de este archivo (sinceramente lo dudo), pero el hecho de encontrar una imagen con mas de 20 años de antigüedad destinada a recordar unas vacaciones pero arrojada a la entropía del tiempo, a ser olvidada en un puesto de antigüedades y olvidada por segunda vez entre mis armarios, solo para ser encontrada luego de tanto tiempo hace vívida la experiencia de lo frágil de los recuerdos, que sin ser su destino final, pueden ser arrojados a la entropía del universo, y si no corren la suerte de ser encontrados por alguien, no volver jamás.
pista 6


























Trabajé la pista 6 a través de fotos de mi registro personal que considero momentos núcleo de acción en mi vida. la idea del autoretrato me hizo pensar mucho en cuánto ha influenciado en mi el audiovisual y cómo mi búsqueda personal se ha vuelto en lo que me compone como persona, en cómo he visto pasar (contando dos) formatos de registro como es la cinta magnética cuando era mas chico hasta el digital en el momento actual. Explicar la linea temporal entre ambos es inefable (lo comprobé al intentar explicar la dimensión del tiempo y cuánto esto ha cambiado en la imagen y la manera de comportarnos frente a ella a mis ex compañeros más chicos que yo). Intento expresar esto en esta realización audiovisual haciendo uso de dos formatos, el magnético, reproducido desde el monitor de una cámara hi8 y el registro general realizado en 4K, incluso en la imagen vemos una tercera pantalla, la de un viejo televisor a tubos que todavía anda, entonces son 3 niveles de expresión, la pantalla del televisor con ruido blanco al que le trato de agregar los fotogramas de memoria, la imagen del monitor de una cámara emulando la sensación del recuerdo, y finalmente el encuadre entero registrado con una cámara moderna. Las imágenes dentro del monitor de la cámara se ven muchas veces diluidas, lejanas, inentendibles, por lo que las traigo al presente para poder expresar mejor aquel recuerdo, y es justamente un recuerdo lo que era yo al traer y retirar vasos platos y copas, al ofrendar comida a los que no te miran, a los que no te ven, soy un yo del recuerdo ofrendando una comida a mis propios recuerdos, al formato que soy yo, yo soy mis recuerdos, mis recuerdos me integran. Cierro con un recuerdo que es mi presente, dedicándole un poema lleno de depresión y tristeza a aquella persona que pudo ver todo el horror de dentro mio y antes de irse decidió quedarse para compartir caminos.

lo interesante de esta realización fue la cantidad de dificultades que presentaron cada una de las etapas. el momento de buscar las fotos (esta parte no tuvo mayor complicación salvo la que implicaba revisar las fotos que tenía. esto marcó un punto inicial desde el cual creí idóneo empezar a trabajar). El momento de imprimir las fotos se me complicaron en más de una casa de fotos la posibilidad de tenerlas el día mismo del rodaje, todos me daban de uno a dos días de demora. Encontrar un televisor de aquellos que teníamos en mi casa cuando era chico también fue complicado, un elemento que desarrollé para la realización era tener mi viejo uniforme de mozo, aunque esto no se vio en el trabajo final. Y la mayor complicación fue poder pasar del magnético al digital, en esta última fracasé estrepitosamente. Pero debo decir que la palabra "Autoretrato" sonó una y otra vez en mi cabeza, y más allá de lo que se ve en la obra audiovisual, nada me define, me "autoretrata" mejor que el proceso, pude afrontar las dificultades de la realización sin obtener el resultado esperado pero con algo diferente si no mejor, agarré los fragmentos de mi fracaso y como en el kintsugi, los rearmé con oro, las fotos las terminó imprimiendo mi ex-jefe cuando le conté de mi proyecto (eran impresas una a una con el sonido de su restaurante de fondo, dato de color) abrí el televisor que andaba pero dejó de andar en la Pulpería Quilapán y de pronto era yo otra vez, destripando un electrodoméstico, como cuando era niño y mi mamá pegaba el grito al cielo al verme con un destornillador listo a abrir el VHS para saber qué es lo que tiene dentro (gracias a esto entendí el funcionamiento de muchos de nuestros electrodomésticos, que en paz descansen). Volviendo a la pulpería, pude reparar la tele porque tenía una soldadura vieja que se había despegado. pero la parte mas bella fue el rodaje en sí, puedo imaginar a los estudiantes de cine de los 90s y los 2000s cargando y descargando sus casetes de cinta magnética en una cámara hi8, observando con asombro la imagen que le devuelve el monitor. Puede que este proceso lo repita alguien más en el futuro, pero en ese momento me sentí el último en hacerlo. De pronto todo se volvió una cápsula del tiempo, yo con mi uniforme de mozo, sosteniendo una cámara hi8, grabando una peculiar cena servida a una tele de tubo... ese momento no lo olvidaré jamás. En términos de traspaso de magnético a digital... no hubo traspaso de magnético a digital, lo intenté muchas veces y no pude coincidir con el profesor que me iba a ayudar con esa labor y con tener la cámara en la mano, esta parte casi me derrota del todo, pero luego pensé: kintsugi, entonces tomé los fragmentos de este fracaso y lo reconstruí con oro, y fue así como decidí grabar directamente del monitor de la cámara el contenido del rodaje, y esto mas que un arreglo, fue un absoluto acierto pues esta acción le dio una capa más a la realización y me permitió dialogar entre mis recuerdos, la representación del pasado e intervenirlo con presente.
ESCUCHANDO EN LA PULPERÍA QUILAPAN

Al comienzo no se oye nada, pero a medida que uno empieza a tratar de escuchar empieza a escuchar los sonidos que normalmente damos por sentados, en primer plano las heladeras encendidas con ese ruido continuo característico, los fluorescentes sobre mi cabeza, un caño mal cerrado goteando continuamente dentro de una taza de café llena, al otro lado del salón escucho al jefe de cocina dar órdenes o pedir algo, no lo sé, su voz está totalmente ahogada por la distancia y las paredes que convierten el sonido en una amalgama reverberante de voz humana a duras penas. No lo había notado, pero si se presta atención puedes escuchar un sonido de lazo producto de los alambres sosteniendo una… ¿antena? Una torre, que tira de los alambres amarrados al techo cada que se enfrenta al viento, pasa una de las mozas y corre una de las cientos de sillas de lata del salón, afuera el sonido de los autos, filtrado por las paredes, la ciudad se escucha, como dentro de una caja, una caja de madera cemento y metal, una caja gigante, alguien pasa, tiene una voz aguda, no oigo lo que dice pero la forma en el que el sonido está formulado suena como una orden de una madre, y es respondido por otra voz mas aguda aún, es una madre y su hija, saliendo (supongo) de la escuela que está a unas casas de distancia.